Las narrativas de Jorge Icaza y Pablo
Palacio han sido abordadas tradicionalmente por la crítica como propuestas
estéticas contrarias. No se han tomado en cuenta las significativas
coincidencias de sus literaturas en relación con la representación artística de
la realidad. Tanto la narrativa icaciana como la palaciana coinciden en la
recreación del tiempo y el espacio modernos, y, sobre todo, en la incorporación
en sus textos de otros lenguajes.
Icaza se apoya en el lenguaje teatral
en distintos niveles. La utilización de herramientas del discurso dramático, la
concepción de la realidad como una gran farsa social y la representación del
mundo a partir de ciertos elementos de una estética barroca, son
características fundamentales que revelan una trayectoria particularmente
intensa de la obra del escritor quiteño.
Palacio construye, a su vez, su
narrativa a partir de la incorporación irónica de los lenguajes filosófico,
científico, periodístico, político, cinematográfico y literario, con el
objetivo de revelar los mecanismos de la construcción discursiva de la
literatura y la realidad. La literatura palaciana se descubre, por lo demás,
marcada, como gran parte del arte moderno, por el lenguaje cinematográfico, el
cual presenta muchas posibilidades para la recreación artística de un momento
histórico complejo y un espacio social en acelerada reconfiguración.
La modernidad ecuatoriana se
caracteriza, en gran medida, por la convivencia de varias representaciones del
mundo que pugnan por imponerse. Las literaturas de Jorge Icaza y
Pablo Palacio buscan dar cuenta de esa
realidad, y, en ese sentido, ellas constituyen una entrada privilegiada de
lectura de la tensión existente entre esos varios discursos.
Las narrativas de ambos autores
incorporan a sus propuestas literarias, lenguajes provenientes de otros ámbitos
de la vida social. Sus propuestas se enriquecen con estas influencias y ellas
entregan, además, una mirada crítica de la incidencia de diferentes sistemas de
representación en la vida social.
Debido a la lucha que existió entre
varias corrientes del denominado realismo literario —social, socialista,
abierto― en el Ecuador de las décadas del 20 y 30, casi no se han estudiado los
estrechos vínculos que existen entre los autores de esa época.
Las narrativas de Icaza y Palacio han
sido abordadas tradicionalmente por l crítica como propuestas y estéticas
literarias opuestas. No se ha considerado que ambas literaturas incorporan
otros lenguajes como forma de inscribirse en la modernidad, criticarla y
desmontar la realidad de dominio que esta acentúa. Ante un discurso literario
tradicional, sentido por los dos escritores como insuficiente para dar cuenta
de la compleja realidad en que viven, ellos exploran otras formas expresivas
que no se limitan a las del lenguaje coloquial o regional. Una de las
características fundamentales de las literaturas de las primeras décadas del
siglo anterior, es, entonces, la incorporación de distintos lenguajes en la
obra, tradicionalmente exiliados por el statu quo estético.
En este sentido, el estudio de esos
otros lenguajes que cobran gran fuerza en la modernidad y que son constitutivos
de las narrativas de Palacio e Icaza, representa una entrada muy poco
transitada, que abre, además, muchas posibilidades de cara a una valoración
crítica que no desconozca las inquietudes de dos escritores marcados por su
medio y tiempo, y en cuyas propuestas estéticas se descubren muchas
coincidencias a nivel de la concepción artística de representación del mundo.
La entrada en la narrativa palaciana a
partir de los lenguajes filosófico, científico, periodístico y cinematográfico,
y a la de Icaza a partir del teatral, cobra, por lo tanto, gran importancia en
la medida en que revela una característica en común de dos escritores marcados
intensamente por la modernidad.
En aquella época se desarrollan unas
literaturas que pretenden ser revolucionarias, que buscan cuestionar la
exclusión política y estética. Muchas de las propuestas de los escritores de
este periodo, entre las que se destacan las de Icaza y Palacio, se encaminan
hacia la explicación de los contenidos culturales de la nación dominada.
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Esta entrada ha sido muy productiva para mí puesto que me permitió conocer las diferencias o el estilos de estos grandes escritores ecuatorianos que son totalmente opuestos que en sí constituyen verdaderos pilares de la literatura ecuatoriana.
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